aahh... ahh.... aaahh.... aahh.....

Grita...




grita...





grita...







Cof cof... perdón, creo que a este grito no me refiero.



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Bueno, me voy, no sin antes dedicar este post a Versus, quien hoy partió, pero no a un lugar allá arriba, sino a un lugar que también ha de estar padre. Se van para mejorar y porque son buenos. ¡Felicidades chicos y toda la suerte! [Si no vas a su MySpace, te puedes quedar a escucharlos aquí, sí esa que suena es de ellos]



¿Y tú cómo gritaste?

Con la misma imagen seria que caracteriza a nuestro presidente, la noche del 16 de septiembre se llevó el tradicional grito de Independencia. En un ambiente al parecer tranquilo, la Plaza de la Constitución se llenó con personas, que dejando en la duda si eran de izquierda o derecha, para pasar un noche patriótica más. Una noche llena de simbolismos más que por amor a la bandera, al país o algún otro lábaro patrio.

Un júbilo por la celebración de casi 200 años de independencia, donde el grito del sábado dado por Felipe Calderón ha sido de los más normales y tradicionales que hayamos tenido en años. No pedir un “viva” por los héroes de la revolución o por los niños héroes como hiciera Fox años atrás. Simplemente su esposa detrás del presidente, unos cuantos “vivas” y el toque de campana, listo, la ceremonia tan esperada pasó sin acontecer nada fuera de lo normal.

Mientras, las familias mexicanas celebraban en casa o fuera de ella, a su modo, una fiesta más para distraerse de la vida cotidiana. Los niños en las calles jugaban con cuetes, madres haciendo la cena. Pozole, tacos, birria, tamales, barbacoa, antojitos como pambazos o sopes fueron de los tan conocidos pero tradicionales y, además, más consumidos alimentos en esta fecha. Tanto, los hombres, con los amigos, compadres o cuates tomando la cerveza o el tequila “para decir que sí somos mexicanos”.

Después de las once de la noche, ya varios cenando, prendian sus televisores y a través de la programación tan variada tanto de TV Azteca como de Televisa, pudieron observar el grito de Calderón. Para después continuar con la más variada pasarela de artistas e invitados a las respectivas fiestas patrias de cada televisora, cantando y comiendo en un ambiente que muchos jamás alcanzaran.

Ir a la delegación respectiva también fue un acto que muchos prefieren hacer, solamente para poder gritar a todo lo que da el grito. Llena, con puesto y vendimias, las personas disfrutaron de estar en familia, comiendo en la calle. Mas esto, es más para las familias pequeñas, pues las grandes sí se juntaron en la casa de la abuela y comieron un caldo de camarón, tradicional mexicano también.

La costumbre, rutinaria, quizá haga que no sea lo mismo celebrar como era antes, quizá no. Quizá el año 2010 sea mejor por celebrar 200 años y 100 del inicio de la revolución. Aunque, como mencioné al inicio, todo es simbólico. ¿Quién dice que no dejaremos de depender de otro, como de Estados Unidos, o no dejará de haber levantamientos regionales por injusticias? No importa, al fin tenemos pulmón para dar un VIVA y sentirnos mexicanos un año más.

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Me inspiró: Linkin Park - In The End
via FoxyTunes