Ahí estaba, sentado, en un lugar público, dizque viendo una entrevista. Un cuarto oscuro, gente tras de mí y yo en un cómodo cojinzote... semi-acostado y semi-cansado, sólo esto dos elementos sirvieron para que cuendo abriera los ojos después de quién sabe cuánto tiempo, me diera cuenta que había quedadome dormido, los que estaban ya no lo estaban, eran unas chicas que me vieron medio raro. "Qué pena", pienso (y sigo pensandolo), me siento perdido, no tengo mi mochila... cómo las quieres tener si está en la paqueteria... salgo de ahí, bajo las escaleras, tomo mis cosas y ya afuera el sol lastima mis ojos... que bueno, ya nadie supó lo ocurrido allá arriba...
Casi se realiza la historia
Hoy fue un día lleno de contrastes. Por un lado, pasé de panzazo mi examen de inglés, maldita fonética! Pero en fin, salgo de ahí y tuve que ir a la expo "Willie Doherty: Out of position" en el Laboratorio Arte Alameda. Recomendada, pero algo rara, eso del arte no es lo mio, y menos contemporáneo.
Durante los nervios post-examen descubrí que el jueguito de mi cel está chidillo, así que en el metro decidí jugarlo y estaba tan metido en el juego, tan concentrado, que no me cuenta que el vagon iba atascasumadre. Yo, me localizaba en el asiento solito, ese cerca de la puerta que nunca abre. Bueno, el chiste esque alzé la mirada y pasó algo que hace tiempo no me pasaba. Me topé con una chava muy guapa, era de unos 16-17, algo así, vestida con ua blusa del color de estas letras.
La miré, notó mi mirada y bajé la mia. Así estuvimos, hasta que tuvo que bajar en Hidalgo. QUé casualidad yo tmb, pensé. En ese momento vivia la historia que más abajo está escrita, seguia aquella chava en el metro, en la misma línea, que genial, queria acabara en algo parecido, pero no todo se tiene en la vida. Esto, porque la perdí de vista, iba con sus amigas zonzacadoras, y a ninguna volví a ver. Hasta que esperando el tren en Hidalgo aparecieron de nuevo, a mi derecha ella, cerca de mí. Nuestras miradas seguian en contacto... Sí, todo va bien, así debe de suceder.
El maldito y muy maldito metro no llegó, tardó años, la gente acumulada emitia ese calor insoportable que sólo aquel que ha viajado en metro conoce. Me desesperé a pesar de tenerla cerca, de poder dirigirnos al mismo lugar. Pero gracias a mi estupida ansia, salí de allí, pues descubrí que mi destino, la estación Bellas Artes es la siguiente y podia ir caminado. La miré de nuevo, por útlima vez, y entre empujones mande mi cuerpo al exterior, mientras mi mente seguia a su lado, esperando volver a ver su mirada. Toda la tarde la esperé, pero creo que el destino sólo quería que tuviera una probadita, una probadita de cielo... (jaja bien comercial).
Así que despúes de haberme morido del miedo por casi reprobar, una luz iluminó el día, para terminar dormido donde esa luz ya no estaba, dentro del Arte Alameda.
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